Primero vemos que el padre pone nombre al coche como si fuera una hija recién nacida o un animal de compañía. El coche se llama Bertie. El padre está tan emocionado y lleno de entusiasmo que casi ne puede contener su sentimiento de júbilo. Su familia vive en el cuarto piso, pero eso no impide que él llegue a la puerta de su apartamento a los pocos minutos. Evidentemente ha subido la escalera a toda velocidad. Reveladora también de su estado de ánimo es su exclamación anunciando que ya tienen un coche nuevecito a estrenar, después de la cual les da abrazos a los miembros de su familia. Ahora siente la necesidad de ostentarles el coche nuevo a sus mejores amigos Manolo y Pepita que viven en Benrath no muy lejos de Valencia. El padre no quiere esperar mucho tiempo en hacerlo, entonces les ordena a la esposa y a las hijas que se pongan guapas todas. Él quiere salir inmediatamente para hacer visita a los Manolos. Se da a notar que para el padre, no se trata solamente de hacer envidiar a sus amigos sino de ser ganador en el concurso de conducción que existe entre ellos para llegar el primero a Valencia. Ni se puede ignorar el orgullo que siente el padre que ya lleva puestos guantes de conductor nuevos. Tampoco tarda en demostrar que todos están sentados en un aparato de categoría. Finalmente, el padre de la narradora se revela muy orgulloso de que viva en un país donde un trabajador puede adquirir un cochazo como el suyo.